Parlamentarismo vs Presidencialismo (explicación gráfica)


Fuente de las imágenes: Por la elección directa del Presidente del Gobierno de España (facebook)
Cuando alguien asume un cargo público debe considerarse a sí mismo como propiedad pública (Thomas Jefferson)
Los políticos... la nueva nobleza.
Las administraciones... los nuevos señoríos.
El ciudadano... el nuevo súbdito
El otro día me dio un infarto, mi mujer llamó a la ambulancia, cuando llegaron los camilleros no podían bajarme por la escalera…tenían 65 y 66 años, tenían reuma y unas cuantas cosas más.
Cuando llegué a la ambulancia el conductor tenía 67 años, le quedaban unos meses para jubilarse, no veía mucho y chocamos con un autobús lleno de niños.
El conductor del autobús tenía 67 años y murió en el acto.
Unos obreros de una obra no pudieron rescatar a los niños , tenían 66 años y bastones de tener la espalda deslomá.
Al final llegué al hospital. la enfermera se equivocó de archivo, tenía 66 años y sólo pensaba en sus nietos, que no podía cuidarlos.
Cuando me fueron a operar, el médico que tenia 67 años, se le cayó la dentadura postiza dentro de mi pecho abierto y desde entonces tengo una pequeña tos carrasposa.
Ya estoy bien, tengo 20 años y podría realizar cualquier trabajo pero estoy en paro y en el INEM no hay nada para mí…”
CiU apoya el retraso de la jubilación a los 67 años a cambio de la cesión de los hospitales a la Generalidad (http://www.vozbcn.com/2011/06/27/78179/ciu-jubilacion-cambio-hospitales/)¿Que relación tiene lo uno con lo otro?
El término neofeudalismo se usa en política para denominar peyorativamente diversas ideologías y corrientes políticas que comparten las siguientes características:
Primero, éstas políticas defienden el “Derecho de autodeterminación” de un Estado propio basándose principalmente en la supuesta existencia de una nación lingüística y/o étnica a la que dicen representar. También niegan la existencia de la nación política que quieren fragmentar y que suelen llamar “Estado opresor”.
Asimismo, apelan a sus “Derechos históricos” para conseguir imponerse sobre el resto de ciudadanos en la decisión de fragmentar la nación política. Los supuestos “Derechos históricos”, que en realidad son privilegios étnicos, se asemejan a los privilegios genéticos y religiosos que se daban en el Feudalismo.
Por último, suelen aliarse con otros neofeudalismos mientras luchan por la preservación y prevalencia de sus identidades étnicas. Incluso pueden utilizar el terrorismo como medio para sus fines.
http://es.wikipedia.org/wiki/Neofeudalismo
El neofeudalismo hace referencia a todo grupo separatista que pretende, a través de una nación fraccionaria, conformar un nuevo Estado basado en premisas étnico/culturales y que busca en contextos históricos previos a la racionalización por holización de las sociedades políticas del Antiguo Régimen que las convirtieron en las naciones políticas modernas (España, Francia, Italia, Alemania, Venezuela, Argentina, Uruguay, Brasil, &c.) su justificación de opresión; estos grupos se suelen camuflar de izquierdistas para medrar socialmente, acusando de paso de fascistas a todo aquel que desvele su origen reaccionario, ya que resulta un anacronismo total el pretenderse de izquierdas invocando situaciones políticas anteriores a las grandes revoluciones que dieron lugar a las naciones políticas; por ello invocan el derecho de autodeterminación (ampardándose en la Carta de las Naciones Unidas de 1948) para sólo ellos poder votar en él, convirtiendo ese derecho en un privilegio, similar a los privilegios medievales que ciertos territorios tenían en el Antiguo Régimen, y de ahí el nombre de neofeudalismo.
Resulta interesante saber sobre qué clase de cuestiones se preocupan estos movimientos neofeudalistas, presentes en un buen número de naciones europeas (España, Turquía, Italia, Reino Unido, Francia, Suecia, Rusia, Serbia, Bélgica, Suíza), algunos asiáticos (Irán, Irak —que comparten con Turquía la lucha contra el neofeudalismo kurdo—, India, la República Popular China, Rusia), África (la República Democrática del Congo) y América (Canadá con el Quebec, Venezuela, Bolivia). Y es que es interesante comprobar como la máxima preocupación del neofeudalismo es la reivindicación de antiguos privilegios premodernos reconvertidos en una supuesta opresión por parte de las naciones canónicas en que se encuentran ubicados, mientras acusan de «reaccionarios» o «fascistas» a quienes no piensan como ellos, a la vez que enarbolan banderas con estrellas rojas y símbolos premodernos.
El presupuesto tendrá que estar equilibrado, el tesoro tendrá que volver a llenarse, la deuda pública se tendrá que reducir, la arrogancia de la burocracia tendrá que ser atemperada y controlada y la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que eliminarse, para que Roma no entre en la bancarrota. El pueblo debe otra vez aprender a trabajar, en vez de vivir de la asistencia pública.
En estos días se está hablando mucho de la posibilidad de emitir eurobonos. Estos eurobonos no son posibles sin un gobierno económico de la UE.
Desde mi punto de vista, la creación de un gobierno económico de la UE es insostenible sin la constitución de los Estados Unidos de Europa. La creación de un gobierno económico para la zona euro sin constituir los Estados Unidos de Europa incrementaría la ya mustruosidad burocrática y poco democrática que es la UE y reduciría el control de los ciudadanos europeos (ya de por si reducidos al ser la comisión europea quien ha de aprobar los presupuestos estatales).
Unos Estados Unidos de Europa permitiría simplificar las instituciones de la UE y democratizarlas (¿Quien ha elegido a la Comisión Europea?), y permitiría tener alguien (un presidente de la UE) que represente a toda la UE en vez de tener a 17 ministros pataleando, intentando hacer frente a "los mercados", o preuso-lídedes de facto como Merkel-Sarkozi.
Desde aquí recomiendo una ojeada a la constitución de EEUU y compararla con aquella constitución europea que intentaron colarnos hace unos años. O si lo prefieren lea los artículos de la confederación de los EEUU, que le recordarán en parte a algunas bases de la UE.
Nadie se rasgaba las vestiduras en Alemania, en tiempos de bonanza, salvo esporádicos reportajes en prensa, en los que se ponía el foco sobre las vergonzosas y sospechosas inversiones a las que se destinaba el dinero de los alemanes en la europa subsidiada.
Como el dinero que llegaba, que se destinaba a las más alucinógenas estupideces, terminaba por caer en manos de contribuyentes enloquecidos que se gastaban lo que ingresaban en comprar coches alemanes, todos estaban contentos.
Especialmente los ciudadanos españoles, a los que nada importaba que el país se desindustrializase, porque los alemanes estaban encantados de corrompernos para que nos gastásemos la pasta en audis.
Ahora George Soros pone a los dirigentes alemanes de los nervios, cuando les recuerda que el euro, extraño invento cuyo colapso dejaría Alemania sumida en el caos, sólo puede sobrevivir si Europa se convierte realmente en un estado, los Estados Unidos de Europa, cosa inevitable entre países que disponen de una moneda única.
Eso, y no otra cosa, son los llamados Eurobonos. Sólo un estado único puede emitir una deuda única: la deuda pública de los Estados Unidos de Europa.
Europa dejaría de ser lo que es, un engendro monetario, para convertirse en un estado, si se impone la disciplina fiscal y presupuestaria, que no son otra cosa que los instrumentos de una real unión política. No puede emitirse una deuda única, si no se recauda y se gasta de manera coordinada.
La enfermedad de la deuda pública que ya está aporreando las puertas de París, no es otra cosa que la manifestación evidente de la imposible supervivencia de Europa sin una disciplina presupuestaria común.
El problema, el pequeño problema, es que ya estamos en pleno debate sobre la pérdida de soberanía, no de España, Italia, Grecia, Portugal e Irlanda, y a la postre Francia, si pierde su AAA, sino que se trata de un debate que afecta a todos los viejos estados nación europeos.
En ese inevitable escenario, Europa entera perdería la soberanía de sus estados nación, para dar paso a un régimen continental que inevitablemente estaría liderado por Alemania.
Alemania no tiene otro remedio que convencer a los alemanes para que acepten la revolución política de esta extraña Europa que puso el carro monetario antes de los bueyes presupuestarios, pero para convencer a los alemanes tiene que ofrecerles primero la renuncia del resto de los países a su propia soberanía.
Quienes hablan en España de la devolución al Estado de la soberanía delegada a las comunidades autónomas, no son conscientes de que en realidad se trata de una administración provincial, que preludia el final del estado nación español, disuelto dentro de ese gran artefacto europeo, los EEUUE.
Así pues, cuando se habla de Eurobonos, no se habla de otra cosa que del nuevo gran Estado europeo. El pequeño problema estriba en la opinión pública, no ya de Alemania, sino de todos los países, pues para culminar la creación de ese gran Estado, va a ser muy difícil sostener la ficción democrática con la que actualmente nos empeñamos en revestir la naturaleza de las decisiones políticas que afectan al gobierno común de todo el continente.
Emma Bonino & Marco de Andreis
El contagio del euro desatado por la crisis de deuda soberana de Grecia ahora ha infectado a Italia. El gobierno de Silvio Berlusconi, junto con una oposición consciente en términos fiscales, logró asegurar -en apenas unos días- la aprobación parlamentaria de un paquete de medidas por un valor superior a 50.000 millones de euros, para restaurar la confianza del mercado en la solidez de los fundamentos económicos de Italia.
A falta de un compromiso sólido y creíble en toda la UE destinado a frenar el contagio, otros países de la eurozona afectados por la crisis de deuda soberana han seguido un guión similar. Pero el financista George Soros tiene razón: Europa necesita un "Plan B". La gigantesca crisis que hoy afecta a la eurozona y a la Unión Europea no debe desperdiciarse. Se la debe utilizar para hacer que Europa avance más en el camino de la integración, para impedir que la Unión empiece a revertir el curso.
Cuando se creó el euro, sus arquitectos eran bien conscientes de que ninguna unión monetaria en la historia había tenido éxito sin el respaldo de una unión política. Las esperanzas, de todos modos, estaban cifradas en la existencia de un mercado grande a nivel europeo y el compromiso de los estados miembro de la eurozona de mantener bajo control los déficits fiscales, la deuda pública y la inflación. Pero varios miembros de la eurozona no cumplieron con su palabra y la crisis que afecta su deuda soberana hoy hace peligrar la supervivencia de la eurozona en su totalidad.
Dado que la coordinación entre los estados soberanos simplemente no funcionó, sólo quedan dos posibilidades. Una opción es que los miembros de la eurozona sigan siendo soberanos y quieran recuperar sus poderes monetarios, lo cual implica no sólo la muerte del euro, sino también una amenaza para el mercado interno y para la existencia misma de la UE. La otra opción es ceder más soberanía a la UE, lo que implica no sólo la supervivencia del euro, sino también, y tal vez más importante, el nacimiento de la unión política de Europa.
Esta opción cada vez resulta más clara. Tanto Jean Claude Trichet, el presidente del BCE, como Jacques Attali, el presidente fundador del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, han reclamado abiertamente la creación de un Ministerio Europeo de Finanzas. El Fondo Monetario Internacional, gélidamente tecnocrático y apolítico, en su último informe sobre la eurozona llega al punto de mencionar "una unión política y una distribución del riesgo fiscal ex ante" como condiciones para que funcione cualquier unión monetaria.
Sin embargo, son pocos los que consideraron cómo podría ser una Europa políticamente unida. La mayoría, de hecho, supone implícitamente una transferencia masiva de casi todas las funciones de gobierno de los estados miembro al centro federal, y en consecuencia la creación de un "superestado europeo".
Nosotros creemos, en cambio, que una "Federación Ligera", con un presupuesto limitado a aproximadamente el 5% del PBI de Europa (comparado con casi la mitad del PBI en la mayoría de los países miembro de la UE), permitiría una unión política realista. Estos recursos, 600.000-700.000 millones de euros, remplazarían y no agrandarían los presupuestos nacionales, ya que acompañarían la transferencia de algunas funciones de gobierno. En algunos casos, esto también permitiría que las economías mejoren.
Por cierto, consideremos la defensa. Un único ejército permanente de la UE en lugar de las fuerzas armadas nacionales ampliamente irrelevantes e ineficientes de Europa, con un presupuesto de aproximadamente el 1% del PBI de la UE -unos 130.000 millones de euros- instantáneamente se convertiría en la segunda fuerza militar más importante del mundo, después de Estados Unidos, en términos de recursos y, es de esperarse, de capacidades. Suponiendo una tasa fija de aportes nacionales al presupuesto federal, Grecia, por ejemplo, se desharía de 2-3 puntos porcentuales preciosos de su déficit público.
Además de la defensa y la seguridad, tendría sentido llevar otras competencias al nivel federal. Los principales candidatos son la diplomacia y la política exterior (inclusive la ayuda humanitaria y para el desarrollo), la inmigración, el control fronterizo, algunos proyectos infraestructurales con efectos de red a nivel de toda Europa, una investigación de gran escala y proyectos de desarrollo, y una redistribución regional.
Estas funciones de gobierno, y un presupuesto federal de esta magnitud, obviamente requerirían el equivalente de un ministro de Finanzas. Bien valdría la pena: una masa crítica de 600.000-700.000 millones de euros haría posible la estabilización macroeconómica y la redistribución cuando fuera necesario, sin el establecimiento de mecanismos ad hoc o, peor aún, la publicidad y la atención en torno de cubre tras cumbre a la que se convoca para decidir el próximo paquete de ayuda para los países que atraviesan dificultades financieras.
El término "unión de transferencia" hoy se utiliza, especialmente en Alemania, como un sinónimo peyorativo de federación. Coincidimos en que trasladar recursos de un lugar a otro no puede ser la razón de ser de una entidad política. Esa razón de ser sólo pueden ser funciones gubernamentales específicas. Pero cuando algunas de estas funciones están asignadas a un nivel federal de gobierno, existe la herramienta adicional de poder transferir recursos para pagar esas tareas. Cuando esto es necesario, los estados que experimentan un auge deberían ser gravados más que aquellos que experimentan una crisis.
Esta redistribución es pura rutina en cualquier federación, empezando por Estados Unidos, y el público le presta poca atención, o ninguna. El gobierno y el pueblo de Nueva York no protestan porque Mississippi recibe una porción mucho mayor del presupuesto federal, en relación a lo que aporta, que los neoyorquinos.
A pesar de los problemas de hoy, la eurozona no sólo es más rica, sino también económicamente más sólida, que la mayoría del resto de los países y regiones. La principal amenaza para el euro es precisamente la falta de un módico de unidad política de la eurozona -una Federación Ligera que haga posible, y hasta automática, la solidaridad cuando sea necesaria.
En este sentido, la perspectiva amenazadora de una crisis de deuda italiana con todas las letras podría resultar beneficial al concentrar las mentes europeas. No es necesario incluir las palabras e pluribus unum en los billetes y las monedas del euro para reconocer que el principio que representan -la unificación política de Europa, no menos que la de Estados Unidos- es indispensable para la supervivencia del euro.
Emma Bonino es vicepresidenta del Senado de Italia y fue Comisionada Europea. Marco De Andreis es director de Investigación Económica de la agencia de aduana de Italia y fue funcionario de la UE.
FuenteEs el caso de los dos principales líderes políticos. Ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni el máximo dirigente del PP, Mariano Rajoy, hablan la lengua de Shakespeare, aunque tienen conocimientos de francés.
Por ello, la presencia de un traductor es habitual en las imágenes de ambos en sus encuentros con mandatarios extranjeros, con lo que les resulta más difícil conversar en las reuniones informales o en los pasillos, donde a veces se toman decisiones de calado, tal y como subrayael profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del País Vasco Noé Cornago.
No ocurre lo mismo con otros políticos. Entre esos casos excepcionales figuran el senador y presidente fundador del PP, Manuel Fraga, que habla siete lenguas; el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, que conoce cinco, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que habla con fluidez inglés y francés.
De todos modos, algunos expertos, como Norma Bernard, directora del Instituto Jaime Vera de la Fundación IDEAS, opinan que cuando se alcanzan ciertos niveles de responsabilidad, es difícil seguir formándose, también en idiomas.
Pero cuando lo dejan es cuando muchos se atreven con esta asignatura pendiente, como el expresidente del Gobierno José María Aznar, que aprendió inglés, francés e italiano y que, incluso, se atreve a realizar discursos en estas lenguas.
De todas formas, los idiomas no son un requisito imprescindible para ser un buen líder, según el secretario de Formación de las Juventudes Socialistas, Alfonso Espinosa, que pone el ejemplo del expresidente del Gobierno Felipe González, una "reconocida figura" de las relaciones internacionales que no sabía inglés y en su día hablaba poco francés.
Respecto al otro suspenso de nuestros políticos, las redes sociales, los especialistas consultados insisten en que en la actualidad es más fácil despertar el interés de los ciudadanos desde estas plataformas de Internet que desde los escaños.
El director del centro de PwC & Instituto de Empresas del Sector Público, Julio Gómez Pomar, mantiene que los discursos se deben hacer desde redes como Facebook o Twitter y que los políticos deben asumir que "lo que se hace cotidianamente, como navegar en la red, se puede hacer mucho más profesionalmente".
Por ello, el éxito de algunos políticos como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reside, en palabras del periodista Ignacio Escolar, en saber cómo utilizar las redes para transmitir no solo su mensaje, sino también para estar en contacto directo con los ciudadanos y "convencer y argumentar" al margen de sus políticas.
Aunque el uso de las redes no es generalizado, los políticos españoles intentan ponerse al día y ya hay muchos, como Esperanza Aguirre, la directora de la campaña electoral del PSOE, Elena Valenciano, el diputado de IU, Gaspar Llamazares, o el expresidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que diariamente se comunican a través del Twitter.
Unas redes sociales que han desplazado al blog personal con el que iniciaron hace bien poco el contacto con los electores.
No ha sido la extensión de esas redes lo que ha obligado a nuestros políticos a volver a las aulas, sino la necesidad de reciclarse para poder entender los hilos que mueven el mundo, como los mercados financieros.
De ahí que muchos dirigentes se hayan inscrito en cursos de gestión de la actividad pública, de economía y de análisis de mercados, aunque en muchos casos no lo reconocen públicamente porque existe la creencia de que "a la política se llega formado", tal y como señala algún especialista.
Como siempre, hay excepciones, y políticos como el presidente del Congreso, José Bono, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, el portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, o el exsecretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa han acudido a centros para seguir formándose.
El doctor en Sociología y profesor en la escuela de negocios IESE, José Ramón Pin Arboledas, al igual que otros colegas suyos, mantiene que hay que concienciar a la clase política de que nunca debe dejar de estudiar y de formarse para desenvolverse en sus cargos.
La mayoría de los políticos han estudiado una carrera universitaria, lo han hecho en un centro público y la licenciatura más cursada es la de Derecho, especialidad que eligieron, por ejemplo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del PP, Mariano Rajoy, o el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.
Aunque elegir Derecho o decantarse por una carrera de Ciencias, como hizo el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, no es determinante para ejercer la política, ni siquiera contar con una licenciatura.
Por ello, la coordinadora de los Jóvenes de Izquierda Unida, Ester López Barceló, mantiene que hay excelentes políticos sin estudios universitarios, como el coordinador general de su formación, Cayo Lara, que cuenta con estudios generales y era agricultor.
Los expertos destacan que para valorar la formación de un político se tiene que tener en cuenta su trayectoria social, y que actividades como ser delegado de curso en la Universidad o, incluso, dirigir un partido en la clandestinidad pueden ser determinantes a la hora de evaluarlo.
De todos modos, ha aumentado el número de licenciados dentro de las formaciones políticas, en las que, según los expertos, alrededor de un 70% de los menores de 31 años cuenta con carrera y aproximadamente un 30% han tenido experiencias académicas en el extranjero.
Una situación similar a la del resto de la sociedad, que tal y como subraya el profesor de Economía José García-Montalvo, desde los años 70 a la actualidad ha visto incrementar aproximadamente en un 12% el número de estudiantes universitarios.
Muchos de los políticos no cuentan con experiencia laboral fuera de los partidos, ya que cuando concluyen sus estudios se incorporan a las filas de estas organizaciones. Los expertos discrepan en este aspecto, y mientras unos lo juzgan como algo positivo, la mayoría piensa que es negativo.
De esta última opinión participa López Barceló, para quien la actividad laboral centrada exclusivamente en el partido "aleja a los políticos de la sociedad".
Por ello, continúa, algunas formaciones políticas mantienen el compromiso de que sus miembros no puedan permanecer indefinidamente en sus cargos y "retomen sus profesiones".
En cualquier caso, a la hora de la verdad los partidos no suelen tener en cuenta la experiencia en uno u otro campo y cuando llegan al poder eligen a los dirigentes -ministros, consejeros, etc..- más por su fidelidad a la fuerza política que representan que por sus méritos profesionales en el área que van a gestionar, recuerdan los expertos.
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No habrá más gente enmascarada en Internet. En manos de unos pocos, Internet se ha convertido en una herramienta dañina para amenazar las vidas de los ciudadanos.Ministro de Justicia de Grecia, Miltiadis Papaioannou.
Los contenidos culturales (como las religiones y las lenguas) están en los cerebros de los individuos, no en las abstracciones estadísticas que son los grupos sociales ni en las geologías descerebradas que son los territorios. Por eso la única autonomía cultural real es la de los individuos, no la de las colectividades o los territorios. La única normalidad compatible con la libertad y la racionalidad es aquella situación en la cual cada ciudadano decide por sí mismo los contenidos culturales que prefiere, y el Estado se limita a tomar nota de ello, sin pretender manipular los cerebros mediante política cultural, religiosa o lingüística alguna. (Fuente)