El jefe

La economía está pasando por momentos delicados. Muchos trabajadores estadounidenses culpan a los adinerados consejeros delegados que ignoran lo que pasa en sus propias empresas

En nuestra empresa disponemos de una herramienta web en la que debemos registrar cuanto tiempo hemos dedicado a cada tarea. Sin duda una buena herramienta de la que se pueden obtener interesantes estadísticas... ¿O no?

Este mes he dedicado 20 horas a una tarea de garantía... 20 horas que no he podido registrar a la garantia... y no he podido hacerlo porque la tarea tiene asignada una determinada cantidad de horas y las horas se consumieron el mes pasado, y a algún genio de arriba se le ha ocurrido la brillante idea de que  cuando se han consumido todas las horas de una tarea, no se pueden registrar más horas a la tarea. ¿Que se supone que debería haber hecho? ¿Debería haberme negado a atender al cliente a pesar de que esté en garantía porque una herramienta burocrática dice que no puedo trabajar más tiempo en la garantía? ¡Bonita forma de tratar a un cliente!. Pues nada, a imputar 20 horas trabajadas en la tarea A a la tarea B. Y cuando la tarea B se quede sin horas, habrá que imputar el tiempo trabajado en la tarea B a la tarea C.

La semana pasada me llama un cliente por unas dudas sobre la configuración de un sistema que acababamos en instalarle porque no tenía claros algunos puntos del manual de instalación (es un sistema bastante complejo de configurar). Atiendo diligentemente al cliente y este finaliza la conversación de 30 minutos satisfecho. Voy a asignar esos 30 minutos a la tarea del proyecto... ¡Sorpresa!... La tarea está cerrada y no puedo asignarle horas... ¡Pues nada! A asignar esa media hora a otra tarea. ¿Acaso debería haber mandado al cliente a tomar viento fresco? Parece que según la dirección así debería ser.

Pero aquí no acaba la cosa. Varias compañeras tienen una jornada reducida de 6 horas. Pues bien, la herramienta no concibe jornadas laborales que no sean de 8 horas: Tienen que registrar 10 horas semanales no trabajadas como si hubieran sido trabajadas.

Tampoco existe una tarea genérica en la que, digamos, podrías registrar "en este momento no tengo una tarea concreta, así que me he dedicado la jornada laboral a estudiar tal tecnología". 

La bromita llega a niveles subrealistas: Machaconamente la dirección nos recuerda la importancia de registrar correctamente el tiempo dedicado a cada tarea. ¡Es lo que nos gustaría hacer! ¡Pero no podemos! ¿Como pretenden que lo hagamos si nos ponen impedimentos para hacerlo? Es una herramienta frustante.

Resumiendo: Las tareas y tiempos registrados en la herramienta poco tienen que ver con el tiempo que realmente hemos dedicado a cada tarea. No quiero ni imaginar que decisiones se estarán tomando en las altas esferas en base a estos datos-basura.

Y es que señores directivos de las empresas, una empresa no solo es un conjunto de movimientos económicos ni reglas burocráticas, sino que también es un conjunto de clientes y sus epectativas, un conjunto de empleados y sus esfuerzos y esperanzas. En una empresa no solo hay dinero invertido, hay mucho tiempo y energías. Pero en sus estadísticas solamente recogen los movimientos económicos, como si estos se produjeran por generación espontánea. Quizá antes de emplear esas herramientas de medición debería plantearse si esas herramietas describen la totalidad de la realidad de la empresa, o solamente un parte.

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